"Nací para robar rosas de la avenida de la muerte". Charles Bukowski.

domingo, 25 de agosto de 2019

Los charcos



Verás llover sobre mojado,
bañarse al individuo en dolor
y entenderás que es dejavú
todo lo que uno no asimila.
Yo estoy ahora sentado en el muro
buscando un golpe
que me aleje de este  incendio.
Es aquí desde donde te hablo.
Desde donde te cuento
que la edad me ha traído
el castigo del teléfono que no suena.
El estúpido y a la vez ridículo ejercicio
de reiniciar el mismo,
para ver si es que no funciona.
La dura realidad de sufrir
que a nadie le importa el tamaño
del hombre cuando mengua.
Que hay muchos significados
detrás de los correos que no se contestan.
Es por ello que te pido
que cuando me muera
no olvides seguir pisando charcos,
guarecerte del viento
y que la única dirección que nunca engaña
es la que conduce al amor.
Y amar a la madre.
Y amar a la madre.
Y amar a la madre.
Agárrate a la vida con desespero
que es el único error que permite perdón.
Yo sigo en el muro
atisbando un horizonte soñado
que me lleve lejos de este dolor.
Yo soy el hombre que mengua,
que saltó contigo charcos,
que encontré contigo el amor.
Y amar a la madre.
Y amar a la madre.
No hay química que cure nada,
tenlo en cuenta cuando venga el invierno
a decirte adiós.
Y buscar el amor.
Y busca el amor.
Cómo decirte que lo que late en mi pecho
es tu corazón.
Que lo que me mantiene en pie
son tus manos,
el color de tu pelo,
y las palabras que te inventas
y tu olor
y cuando ríes
y cuando me abrazas
pero ahora estoy en el muro
y muero varias veces al día
para que no sufras a mi yo.
Sigue el camino
que lleva al amor.
Y amar a la madre,
y amar con amor,
y amar a la madre,
y saltar en los charcos,
y saltar en los charcos.

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