Mutaré en beso,
e hibernaré en tus labios.
Pero aunque pase el invierno,
no querré despertar.
Soy un titubeo efervescente,
un abrazo que aprende a abrazar.
Si miro hacia adentro,
solo veo mar.
Si miras hacia fuera,
cuéntame que se ve.
Traigo hojas secas,
traigo algo parecido a un embalse,
con su dique y todo para romper.
Mutaré,
y cuando no vuelva la sordidez,
dejaré de empeñarme en estorbar.
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