"Nací para robar rosas de la avenida de la muerte". Charles Bukowski.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Las calles adyacentes

Todo son calles adyacentes,
circunvalando,
con mayor o menor intensidad,
este muñón
de ligero aspecto agrio;
de suave hoja perenne.

Por ejemplo,
la respiración calmada
que tras una espalda descansa,
custodiada por mi.
Calles adyacentes son,
las noches que robé
a esa tercera parte de mi vida
que debe ser fiel
al remanso del sueño.
Calle adyacente es,
el beso que no me diste;
el día que no fui;
el hambre que no sacié.

Parecen,
todas éstas calles adyacentes,
una estatua
de fruncido ceño,
y sonrisa de cemento,
que me condena
minuto tras minuto,
a ser eterno arqueólogo
de los versos que escribo.

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